viernes, 6 de agosto de 2010

El Estrato de los Hinchas

Estrato, es una palabrada de origen latino inventada (léase creada) por los habitantes de la antigua Lacio, con el fin de determinar los elementos comunes de un conjunto, o las capas de alguna materia sólida o gaseosa.

Nunca, o por lo menos no se ha encontrado referencia de ello, se ideó el vocablo para determinar las capas sociales de la humanidad.

Con el tiempo, cuando los señores feudales de Europa estaban en el “curubito” (así denominaban las abuelas a quien momentáneamente dominaba la situación) gracias al invento de las clases sociales, traído de Asia, determinaron agregarle una nueva acepción al término.

Desde entonces, encontramos los estratos en todo lado y calificados con todos los números. Por ejemplo, en Bogotá vamos para el estrato seis y algunos hablan ya del diez y seis.

Algunos estudiosos, tratando de limar asperezas, denominan a los dos primeros (1 y 2) como vulnerables; pero, lo único que logran es ampliar la brecha y generar más odios.

Pues bien, el fútbol no podía ser ajeno a esa condición. Hace algún tiempo, un cronista deportivo queriendo demostrar que el fútbol unía a los pueblos en una sola pasión, escribía: “el fútbol no tiene condición social ni económica. En la emoción del gol, se abrazan pobres y ricos, intelectuales y gente del común, el jefe y el empleado, sin importar la condición de quien está a su lado. Todo lo logra la pasión de gol”.

Eso es historia. Se quedará para el estudio futuro de sociólogos y antropólogos, cuando analicen el comportamiento de los antiguos seguidores de fútbol. Hoy todo es distinto…tristemente distinto.

El estadio el Campín se ha convertido además de foco de disturbios, en lugar de odiosas discriminaciones.

Hay tribunas donde se puede entrar radio; en otras, está prohibido hacerlo. Los niños son materia discriminatoria en casi el 80% del coliseo deportivo; aún, hasta usar zapatos está penado en una tribuna del Campín.

La violencia no puede combatirse con violencia. La indefensión comienza por la desnudez. El contacto de la planta de los pies con el suelo produce libertad, pero, también transmite la sensación de desprotección, porque, comenzamos a sentirnos desnudos. Muchas sensaciones son transmitidas a través de los pies. Esa es una de ellas.
Lo que hacen con los hinchas de Norte y Sur del Campín, es un vejamen, un atentado contra el libre desarrollo de la personalidad y una incitación a la violencia.

Hacerles quitar los zapatos, caminar 30 metros sobre la fría y sucia loza del amplio andén del Campín e ingresar a la tribuna sin su calzado, es algo propio de la época de Hitler, o de los tiempos de la esclavitud que tanto criticamos.

Los sicólogos dicen que cuando nos sentimos atacados en nuestra autoestima, buscamos un mecanismo de ajuste que siempre es agresivo y violento. Eso es lo que hacen los hombres y mujeres que cada tarde o noche de fútbol, sufren los rigores de una mal llamada política de convivencia que tanto predican los estamentos gubernamentales y de policía.

Los hinchas merecen respeto. Todos aportan y defienden a su equipo. Todos son humanos.

Que se acabe el estrato de los hinchas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario