domingo, 8 de agosto de 2010

El Angel de los negocios

Este Artículo fue publicado en RECORD, órgano oficial de ACORD COLOMBIA.

El Ángel de los negocios
POR: ALVARO JAVIER CALDERON

El primer torneo de fútbol profesional deja, al cierre, a cuatro equipos en la cuerda floja y dos más en salmuera; sin ser esto como para rasgarse las vestiduras, pues el descenso se produce al final de año, sí es un llamado de atención para que directivos, técnicos y jugadores, replanteen sus proyectos y reestructuren sus nóminas para el próximo torneo.

Quindío y Cúcuta, separados, apenas por un punto, del colero Tuluá, son los más apurados porque al cierre del torneo quedaron en la promoción; claro que los tulueños ven agrandarse, cada vez más, al fantasma del descenso. América por su parte, a tres puntos de los del corazón del Valle y a dos de los cafeteros y los motilones, además de luchar contra las dificultades económicas, lo hace contra el grupo de los candidatos a la B. Sin estar salvados, Envigado y Millonarios, a ocho puntos de la promoción y a nueve del descenso se sienten más tranquilos, pero lo hacen gracias al respirador artificial de los puntos que acumularon en torneos anteriores. Esa es la verdad, ‘monda y lironda’, de los de la parte baja de la tabla.

Sobre lo anteriormente expuesto vale la pena hacer una reflexión, especialmente en lo relacionado con el del farolillo rojo, como dicen los españoles, y los dos de la promoción.

Tuluá, que regresa a la primera división después de un largo peregrinaje por los estadios de la B, no ha podido liberarse del promedio que como estigma marca a los ascendidos y, naufraga entre la inexperiencia de su cuerpo técnico y la falta de presupuesto para contratar jugadores de alto nivel. La cola del torneo lo arrastra nuevamente al abismo de donde salió a finales de 2009.

Con Cúcuta la cosa es diferente, pues la capacidad de sus directivos y el apoyo de las autoridades locales, le permitirán sacudirse del chapuzón momentáneo en que lo metió esta primera parte del año. A esto, debe agregársele el respaldo de una de las aficiones más fieles del país, la cual seguirá llenando el General Santander, animando a los rojinegros doblemente gloriosos.

Para el Deportes Quindío la cosa pinta diferente. A pesar de no contar con respaldo oficial, ni tener dolientes propios, ni gozar de una afición fiel, puede decirse que se mantendrá en grupo de los notables de la A, porque los negociantes que hoy detentan el poder directivo de la institución milagrosa, no permitirán que la gallinita de los huevos de oro se vaya a la B.

Los cafeteros, hablo del equipo claro está, han sufrido por más de cinco años de los desmanes y la dictadura de Hernando Angel y su obsecuente subalterno César Augusto Pinzón Cardona, quien funge como presidente de la institución deportiva.

Angel y Pinzón han encontrado en la crónica deportiva de Armenia, respaldo a su “desinteresada” labor en “beneficio” del equipo. No se sabe por qué, los periodistas de la región no levantan su voz y claman por una liberación definitiva de la escuadra milagrosa. Aquellos tiempos en que la prensa toda se unía para remodelar el viejo San José, o para comprar derechos deportivos de jugadores, hoy no se repiten, porque, como se expresó atrás, el once quindiano no tiene dolientes, tiene negociantes que se aprovechan de lo que puedan esquilmarle a la divisa milagrosa.

Ante tales hechos, Coldeportes y los organismos de control, que deben vigilar a los clubes deportivos, nada hacen. Claro que si no hacen cumplir la ley marco, que obliga a que dichos organismos sean de propiedad plural, con un número mínimo de 3.000 asociados, que más se puede esperar.

El Quindío seguirá así por mucho tiempo, con su ángel, no protector, su ángel que sabe que se vende mejor en la A que en la B, su ángel de los negocios, ante el silencio cómplice de aficionados, periodistas y dirigentes locales.

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