martes, 15 de abril de 2014

El silencio de Pékerman

La competición final (así la llama FIFA) del campeonato del mundo, Brasil 2014, está cada día más cerca; los estadios, aunque aún no llegue a buen término su reconstrucción, esperan los primeros juegos, como si ellos también necesitaran fogueo, antes de ese primer partido oficial.

Todos se preparan; los voluntarios recibieron su uniforme oficial del campeonato y los jueces (árbitros) concluyen sus prácticas y reciben las últimas recomendaciones para un buen desarrollo del torneo orbital.

FIFA elabora la agenda de la segunda reunión con los técnicos de cada una de las 32 Asociaciones clasificadas, a la espera de que, esta vez, si vaya José Pékerman.

La televisión del mundo anuncia, con lujo de detalles, las novedades que tendrá el cubrimiento de los partidos, mientras que la radio se prepara para ejercer el derecho sagrado de la competencia, con buenos periodistas y un espectacular sonido. Los impresos, por su parte, sabrán combinar, con maestría y gracia, las imágenes y la crónicas del diario acontecer del mundial.

Los entrenadores de cada federación afiliada a la máxima rectora mundial del fútbol, anuncian los cambios, descartan jugadores, disponen los sitios de concentración y ofrecen ruedas de prensa para que, los seguidores de sus equipos conozcan, de primera mano, lo que sucede con su selección. Claro que, no todos lo hacen, no todos tienen contacto con los aficionados y los periodistas; no todos, Pékerman por ejemplo, viven en los países donde trabajan y disponen su tiempo para atender, al menos, a sus patronos; es decir, la federación de Fútbol.

El técnico de la Selección Colombia, el argentino José Pékerman, brilla por su ausencia en los escenarios futbolísticos de este hermoso país cafetero. No se sabe si se ha enterado que, Dayro Moreno quiere, merced a sus goles, un puesto en la selección, que tiene hambre de mostrarse en el concierto mundial; que su deseo es benéfico para la selección, porque daría todo, para que el mundo lo viera en su producción goleadora; tampoco se sabe si se entera de los aciertos goleadores de Carlos Darwin Quintero, quien también pide a gritos un puesto en el equipo.

La ausencia de Falcao García, porque para nadie es un secreto que su presencia en las canchas brasileñas es incierta, no ha merecido el más mínimo comentario del señor Pékerman. Es hora de que, diga qué va a pasar con el ataque nacional; quién va a acompañar a Teo Gutiérrez, y cómo se va a jugar, en definitiva, sin el samario adelante.

Pékerman, debe expresarse y decir qué piensa del mal momento de Yepes, de las deficiencias de Perea, de la falta de fútbol de Zúñiga, de la intermitencia de Armero, del mal momento de Mondragón y, qué piensa hacer con una defensa indecisa y una delantera inocua.

El silencio de Pékerman preocupa. O, ¿será que el técnico argentino piensa, como muchas personas, que la cosa no pasará de la primera ronda de la competición final? Si es así, que lo manifieste, pero que diga y haga algo ya, porque el tiempo no da espera.


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