La ilusión va más allá de los sueños; la esperanza es su compañera
inseparable, y entre las dos, contribuyen a que los anhelos y deseos pongan su
cuota de optimismo o su energía positiva para que las cosas lleguen a un feliz
término. Por algo, el diccionario de la Real Academia de la Lengua la define
como: “Esperanza cuyo cumplimiento parece especialmente atractivo”
Esa ilusión, es la que hace soñar con un camino de éxitos en cada una de
las actividades que emprende el ser humano y hoy, la ilusión llega a los
predios de la selección Colombia, luego de su tortuoso camino de la primera
ronda; el siguiente escollo, la pone al frente de los inventores del fútbol, en
busca de la ruta a la final y, por qué no, al título.
La victoria ante los ingleses le dará paso a confrontar con suizos o suecos,
para buscar el triunfo y quedar a dos pasos de la gran final; claro que antes
deberá dejar en el camino a alguno de éstos adversarios: Croacia, Dinamarca,
Francia o España.
La cosa no es fácil, pero tampoco tan difícil; por lo tanto, la ilusión puede dar rienda suelta
a su pasión y apoderarse del corazón de casi cuarenta millones de colombianos.
El camino, aunque no está allanado, es transitable porque la técnica, la táctica
y la estrategia, están a la mano; se requiere cabeza fría, estudio concienzudo
de los rivales, entrega y respeto por una insignia; disposición actitud y
confianza son elementos que complementan los aspectos anteriores.
Soñar es gratis, pero debe agregársele ilusión porque los sueños, sueños
son y la ilusión va acompañada de la esperanza, la cual reverdece cada mañana
para impulsarnos a luchar por nuestros ideales.
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