miércoles, 2 de julio de 2014

Que se repita la historia


Los sucesos que afectan el desarrollo y la historia de la humanidad, sirven, casi siempre, como una enseñanza y una advertencia para evitar la repetición de esos hechos, cuando han sido trágicos o dolorosos. Sin embargo, en excepcionales ocasiones, esos sucesos humanos enseñan cosas buenas, son relevantes y dan tanto ejemplo, que vale la pena recordarlos y procurar que se repitan

Los sucesos que, queremos volver a vivir, comienzan en al 2002 con Eduardo Lara como técnico de Colombia y jugadores como Guarín, Zapata, Armero y Ramos; y continúa en el 2007, con los mismos protagonistas, pero agregando los nombre de Abel Aguilar y Falcao García.

El 28 de marzo de 2007, Cosas mías se refirió a esos acontecimientos, con el texto que a continuación reproducimos, porque vale la pena reconocer el trabajo de quien formó a las estrellas de hoy y porque, en este caso, se puede decir con tranquilidad, Que se repita la historia.

Hay guardián en la heredad
Los abuelos, eran muy celosos cuando de prolongar la estirpe se trataba; mucho más, si lo que se buscaba era perpetuar el apellido.

Por eso, al nacer el primer nieto, recibía todos los mimos y los cuidados que no tuvieron sus hijos. Ese nieto, varón por cierto, era merecedor de la mejor educación y la instrucción adecuada para que llevara con orgullo su apellido, y para que además, le siguiera dando lustre y categoría al mismo.

La anterior reflexión tiene su razón de ser, por lo que hicieron los muchachos de nuestra selección sub 17 de fútbol, en el pasado torneo suramericano de la categoría, jugado en Ecuador.

En silencio, sin rimbombantes despedidas y casi, sin esperarse nada de ellos, partieron en procura de reconquistar la confianza de Colombia, en el fútbol de nuestra selección.

Lo sucedido, escasos dos meses atrás con la representación sub 20 que actuó en Paraguay, había acabado con lo poco de esperanza que quedaba en nosotros.

Lo de Pino y compañía, era solamente un amargo recuerdo, más que un camino a seguir. La renovación no vislumbraba nada positivo, y Lara, más que un buen entrenador, era hasta antes de lo de Ecuador un técnico más, que había fracasado en su intento por revalidar sus triunfos pasados.

Pero, la vida y el fútbol dan revancha, por eso, son buenos, la una y el otro; Lara bajó la cabeza, salió en silencio y partió en busca de su nuevo derrotero, ya que el éxito de ayer no estaba en la memoria de los colombianos. Como en el boxeo, solo se recordaba el último asalto, y éste se había perdido.

El presidente de la Federación, su cuerpo técnico y algunos amigos, creyeron que el Lara exitoso de ayer, solamente había tenido un tropiezo en Paraguay; pero, que su conocimiento y su estrategia se mantenían incólumes. Y, gracias a Dios no se equivocaron.

Hoy, volvemos a un mundial, estamos clasificados para los Panamericanos de Río y, Colombia aplaude y cree de nuevo en que nuestro fútbol tiene un gran semillero que marca el camino de la renovación. […]

Por lo mostrado por ellos y por los demás integrantes de la selección, podemos decir tranquilos, como decían los abuelos: “Hay guardián en la heredad”.


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